miércoles, noviembre 05, 2008

Los triunfos de Obama

Barack Hussein Obama le ganó al supuesto racismo que había en Estados Unidos, demostrando que este país es socialmente más maduro de lo que muchos creían. El famoso efecto Bradley (según el cual la gente decía que iba a votar por el candidato negro sólo para quedar bien con el encuestador, aunque en realidad no pensara hacerlo), y que fue caballito de batalla de varios analistas, quedó mandado a recoger...

Les ganó a aquellos que desconfiaban en las encuestas. Muchos opinadores se dedicaron a decir que en las elecciones de 2004 Bush iba perdiendo en las encuestas, pero que al final se impuso en las elecciones. Lo cierto es que hace cuatro años, entre septiembre y noviembre, Bush ganaba prácticamente en todos los sondeos, así fuera por un margen muy estrecho. En estos días previos a las elecciones daba risa ver a ciertos partidarios de McCain diciendo que la verdadera encuesta era la del 4 de noviembre... ¿Qué estarán pensando ahora?

Les ganó a los guerreristas que quieren ver a Estados Unidos repartiendo plomo en todo el orbe. Es verdad que los gringos son como el sheriff del planeta, pero, aún así, Obama ha entendido que el militarismo desbordado de los últimos años sólo le ha traído desprestigio a este país dentro y fuera de sus fronteras.

Les ganó a los ‘millonetas’ de Estados Unidos. Y les ganó de la forma que más les duele: con plata. Ni la fortuna de los Clinton, ni la chequera de la mujer de McCain funcionaron contra la campaña al menudeo del ahora presidente, quien pasará de una casa de clase media en Chicago, donde aún vive, a la Casa Blanca en Pennsylvania Avenue, en Washington.

Le ganó a la insensatez. ¿Qué sería de este planeta corriendo el riesgo nada improbable de que la señora Sarah Palin llegara a la presidencia de la primera potencia mundial? Esa señora (aunque esté ‘propensa’, como dirían Los Tolimenses) es una amenaza en tacones; para la muestra un botón: ella se iba a la biblioteca de su pueblo a ver qué libros ‘peligrosos’ había y los hacía quemar... Que Obama nos salvara de semejante personaje no es cosa de poca monta.

Les ganó también a las huestes furibistas en Colombia, que confiaban tanto en el triunfo de McCain que no tenían Plan B, y ahora deben estar un poquito desubicados; y, como si fuera poco, con un Congreso dominado totalmente por los demócratas... Obama sabe que Colombia es aliado incondicional del Tío Sam, pero también sabe que hay ciertos principios que sus socios políticos deben respetar, así sea para disimular; empezando por el tema de derechos humanos.

Obama, en fin, le ganó al fatalismo que perseguía desde hace ocho años a EE.UU. y lo tiene patas arriba... El senador de Illinois, cuyo triunfo llega como una corriente de viento fresco, tiene que convertir en coraje ese optimismo que ha generado, para sacar a su país del hoyo negro donde lo deja Bush.

2 comentarios:

  1. Muy cierto Dr. Vladdo. Ahora la pregunta es ¿Qué tendrá que hacer nuestro gobierno para acomodarse a las ideas de Obama y seguir pelando rodilla a los Yankees?

    Saludes

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  2. Nunca en mi vida habia deseado que alguien ganara unas elecciones como lo desee con Obama, hasta ultimo minuto estuve nerviosa y este pais que puede ser ejemplo de las peores cosas que puede hacer un gobernante,como las que hizo George Bush en ocho anhos, demostro que sus ciudadanos pueden tener tambien la lucidez de elegir aplastantemente como su presidente a un ser humano excepcional como este. Como el lo dijo en su discurso, el panorama no es nada facil, con dos guerrras en curso, un planeta deteriorado y una terrible crisis economica, pero por lo menos el primer resultado ya se ha visto y es ese optimismo que cunde por todas partes, es ese sentir que aunque el trabajo va a ser duro, lo podemos intentar y lograr algo mejor de lo que tenemos. Estoy preparada hasta para que, en algunas cosas me decepcione, ya que el no es Dios, pero por lo menos ya no tengo que irme a leer los libros de historia para ver que se siente tener un gran presidente como Washington, Lincoln o Jefferson.

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