miércoles, marzo 04, 2009

Restrepo, ese correveidile

La última renuncia de Luis Carlos Restrepo no fue tan sorprendente como su designación en el cargo de comic-sionado de Paz a principios de la era Uribe, hace casi siete años. Ver al célebre siquiatra convertido en árbitro entre las partes ya de por sí resultaba una contradicción en un gobierno que desde sus inicios ha negado la existencia del conflicto. Por eso nunca pude entender cómo era que sin haber guerra tuviéramos un mediador de paz. Y hoy, al evaluar su gestión, no es difícil descubrir que sus esfuerzos no estuvieron enfocados en misión de paz alguna, sino en el apaciguamiento paramilitar.

Desde un comienzo se veía claramente que su misión era fungir como un correveidile que llevaba y traía razones entre la Casa de Nari y Ralito, La Ceja e Itagüí, pasando a veces por el Capitolio Nacional y el Ministerio del Interior. Desempeñando un papel del cual no debería sentirse orgulloso, el señor Restrepo permitió que al célebre proceso de Justicia y Paz accedieran delincuentes de todas las layas, con la única condición de que salieran a hablar maravillas de las ventajas de la desmovilización.

Con tal de inflar las cifras de supuestos combatientes que se sometían al imperio de la ley, el siquiatra se hacía el loco en las desmovilizaciones masivas, protagonizadas por paramilitares de utilería reclutados especialmente para la ocasión, mientras las verdaderas bases delincuenciales seguían haciendo de las suyas, aunque con algún recato. Fue de tal magnitud el fenómeno que Restrepo nunca pudo explicar por qué el gobierno se jactaba de haber desmovilizado más de 30 mil paras, pese a que en reiteradas ocasiones tanto él como el ministro Sabas Pretelt decían que el gobierno Pastrana había dejado 15 mil. Consecuentemente con eso, el comic-sionado tampoco se preocupó por el desmantelamiento de las estructuras financieras ni militares de las AUC, lo cual explica en buena medida el repentino auge de las Águilas Negras o las bandas emergentes, que cada día se exacerban más y siembran el terror en varias zonas del país.

Y eso no es lo peor: Restrepo nunca atendió los pedidos que se le hicieron para que el gobierno les exigiera a las AUC que aclararan su responsabilidad en el reclutamiento forzoso de menores y el asesinato de niños. Y así y todo, los paras sigueron muy campantes disfrutando de los beneficios de la Ley de Justicia y Paz. Haber obviado semejante atrocidad es una omisión imperdonable, sobre todo ahora, tras conocerse el informe de la Fiscalía, que revela que más de dos mil menores fueron víctimas de los paramilitares. Si Restrepo tuviera algo de decoro, eso le debería pesar en la conciencia; lo debería recordar cada vez que hable del ignominioso encargo que cumplió.

Para resumir este triste episodio, Restrepo convirtió su misión de comisionado en oficio de mandadero de Uribe, prestándose para toda clase de maniobras non sanctas, maquilladas como proceso de justicia y paz, que no dejó ni lo uno ni lo otro.

3 comentarios:

  1. Querido Vladdo: Con todo respeto quisiera hacerle una observación (No tiene que publicarla necesariamente). Pero creo que la publicidad del blog, sobre todo la publicidad de "ColombianCupid" le quita un poco de seriedad a la página.
    Muchs éxitos.
    Carlos

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  2. Que gobierno tan pecueca si o no?

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  3. Y pensar que hace unos anhos larguitos compre el libro de Luis Carlos Restrepo, El Derecho A La Ternura jajaja....y me parecio un ejercicio interesante, tan tonta, y miren en lo que termino el sr. Que verguenza!

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