jueves, abril 02, 2009

La tienda azul (II)

Uno supondría que el objeto de la política es la búsqueda del poder, y esa debería ser la brújula que guiara todos sus propósitos. Según el ‘Diccionario de política’, de los profesores franceses Charles Debbasch e Yves Daudet, “el partido agrupa afiliados, militantes y simpatizantes con el objeto de conquistar el poder o de participar en su ejercicio. Cumple un papel activo de información, de orientación y de polarización”.

A pesar de la desfiguración política que trajo consigo el Frente Nacional, al término de éste, tanto el Partido Liberal como el Conservador volvieron a la doctrina, y, en el que fue quizás el último gran enfrentamiento ideológico de la política colombiana, Álvaro Gómez fue derrotado por Alfonso López Michelsen. Pero más allá de la derrota, lo interesante de esa campaña fue que en esa oportunidad se proponían dos modelos de estado, dos proyectos económicos, dos visiones de mundo distintas, para que la gente eligiera; cosa que hoy es inimaginable.

En el incipiente agite electoral con miras a las elecciones de 2010, no se ha visto ninguna propuesta para resolver cualquiera de los graves problemas que aquejan al país. Por mencionar solo un tema, ni los partidos ni sus dirigentes se han interesado en analizar la realidad que estamos viviendo; ni mucho menos han estudiado cómo vamos a afrontar la crisis económica que se nos viene encima y que el mismo gobierno se empeña en minimizar. Nada de eso.

La dirigencia del Partido Conservador, con una absoluta falta de vocación de poder sólo aspira a asegurarse unas cuotas burocráticas y sus posibles candidaticos se dedican a repetir mecánicamente frases tomadas de los discursos uribistas, dejando de lado los postulados del otrora orgulloso conservatismo.

Da grima ver a un Andrés Felipe Arias, cuya gestión al frente del ministerio de Agriculura fue muy discutible, diciendo que él va a ser igualito a Uribe, pero mejor. Sin embargo, en vez de lanzarse por el Partido de la U, se quiere postular como candidato del Partido Conservador, lo mismo que el opaco ex canciller Fernando Araújo. Y Andrade, de buenas a primeras, le da la feliz bienvenida a la tienda azul. A mí me gustaría ver cuáles son las ideas que defiende Uribito, aparte de su autoproclamación como la nueva generación del uribismo. De Araújo no hay mayor cosa qué decir; esa candidatura debe caerse por su propio peso.

Y otra de las cartas que supuestamente tendría el conservatismo para 2010 es Noemí Sanín. ¡Habráse visto! Ella, que antes de las elecciones de 2002 hablaba pestes de Uribe, tras su designación como embajadora olvidó por completo los defecticos de “ese señor”, como despectivamente lo llamaba, y se convirtió en una de sus fichas incondicionales. A mí me da mucha pena pero ella no sabe de conciencias sino de conveniencias, y alguien así no merece ni credibilidad ni respaldo.

Así las cosas, sin partido, sin doctrina, sin dirigencia y sin candidatos, es mejor no ilusionarse con el futuro del conservatismo.

2 comentarios:

  1. y...
    Trágico...
    Podemos hacer algo más...
    Digo, aparte de comentar y presionar, y poner las pocas esperanzas en lo anterior...
    P.D: Me disculpo, de ante mano, con los cultos, y de los que ejercen cualquier ejercicio relevante al tema, y con uno que otro lector ofendido, solo es una pregunta de un ignorante...
    ATT: Juan Manuel

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  2. pues esa es la idea de las embajadas de Uribe no? callar a la oposición... tal y como sucedió con "esa señora" jejeje

    saludos!

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