jueves, agosto 11, 2011

Carta de una mujer confundida

Mi nombre podría ser Liliana, María o Carolina. Y podría ser la mujer del Bolillo o del Mono, la novia de Mateo o de Lucho, o simplemente la amante del doctor García. Podría vivir en un barrio popular de cualquier ciudad colombiana o en uno de los sectores más exclusivos de alguna capital. Podría ser una mujer muy humilde sin formación alguna, o la egresada de una facultad de economía, diseño o psicología de alguna prestigiosa universidad.

Sin embargo, estadísticamente, sólo soy una de las más de 50 mil mujeres que cada año son maltratadas en este país, la mayoría de las veces por sus novios, amantes, maridos, o por algún ex. Pero soy afortunada porque pude haber sido una de las 1,500 que fueron asesinadas porque sí; o una de las 167 que perdieron la vida en casos de violencia intrafamiliar; o una de las 125 eliminadas por su pareja.

La verdad es que me da mucha vergüenza hablar en público de este tema y si me atrevo a hacerlo ahora es por la cantidad de cosas publicadas esta semana sobre el caso de Hernán Darío Gómez, el entrenador de la Selección Colombia, que cogió a golpes a una amiga suya. Yo no quiero ni saber qué le habría pasado si esa señora hubiera sido una desconocida.


Golpear a otra persona es algo que
va más allá de la esfera privada.


Algunas personas que defienden a Gómez dicen que ese escándalo no debería afectar su trabajo como director técnico de la Selección, porque se trata de un asunto personal. Sin embargo, yo no estoy muy de acuerdo. A mí me parece que la elección de un color para vestirse, el gusto por un postre o la escogencia de la religión sí son cosas privadas. En cambio, golpear a otra persona me da la impresión de que es algo que va mucho más allá de la esfera particular y altera directamente una de las reglas mínimas de la sociedad, que es la convivencia pacífica, aparte de que viola la integridad personal del individuo.

Creo que, así yo fuera la peor de las prostitutas o la más pobre o ignorante de las colombianas, ningún tipo tiene por qué agredirme, pero al escuchar a ciertas mujeres, como la senadora Liliana Rendón, me confundo y pienso que se justifica que mi compañero de vez en cuando me dé un paliza; pues al fin y al cabo me la merezco, porque algún motivo le habré dado.

Y siguiendo la lógica de la congresista, aunque corra el riesgo de que la situación se repita, tampoco debo denunciar al abusador, porque es algo que debo resolver con él, analizando las causas por las cuales hice que él me pegara, pese a lo mucho que me quiere. Total, si el diálogo no surte efecto, lo peor que puede pasar es que me mate.

9 comentarios:

  1. La verdad es que yo entiendo las declaraciones de la senadora LR de una manera que supongo que a ella tendría que convencerla, puesto que se trata de su misma argumentación, sólo que dada vuelta como un calcetín. O sea, que de la misma manera que admite que si su marido le casca, debe de ser por algo que ella hizo, ella podrá cascarle a su marido por todo lo que él haga. La senadora LR es en el fondo una panegirista involuntaria de la ley del Talión.
    Una objección tan sólo a aquello de que "Nosotras fregamos mucho, somos muy necias y manipuladoras".
    La senadora LR debería dejar el uso del plural mayestático al señor Ratzinger, que tiene el privilegio de poderlo utilizar.
    Vale.

    ResponderBorrar
  2. Esta es la claridad mental necesaria para decantar algo útil de todo este tenebroso asunto. Y me alegra mucho que por fin alguien haya dicho algo inteligente y puntual, responsable y constructivo; porque este país esta lleno de víctimas desorientadas que se sienten silenciosamente culpables y hasta merecidamente castigadas! Gracias mi Vladdo! TQM.

    ResponderBorrar
  3. Estoy de acuerdo que en cualquier relación se rige por un 50 - 50 pero no creo que exista ninguna justificación que valide el uso de la violencia , con todas estas acciones solo proclamamos al mundo que seguimos siendo unos retrógrados y sin ninguna educación que sustente y fundamente nuestras acciones que se agrava al ser una figura publica como el Bolillo, y a LR no se que es peor ver una mujer justificando una agregación o ver a millones de mujeres censurando a otra por lo que ella piensa.

    ResponderBorrar
  4. Apreciado don Vladdo, no se afane tanto porque ese tipo le pegue a una mujer, es más importante que lo dejen como entrenador de nuestra selección y que lleve publicidad de un producto colombiano, así el mundo sabrá que nuestro país nunca abandona a sus patanes.

    Estoy totalmente de acuerdo con su nota en El Nuevo Siglo.

    ResponderBorrar
  5. Me da vergüenza que una senadora de la república salga con semejantes argumentos, no solo porque como mujer debería reprochar estos actos sino también como una representante del pueblo colombiano, si así piensa en este tema no quiera saber como legislara.

    ResponderBorrar
  6. Sin derecho a debate. Deberia afectar el trabajo y no solo a las figuras publicas, mejor a cada persona en cualquier rincon del mundo que discrimine o agreda una mujer.

    ResponderBorrar
  7. Comentario al Margen pero es interesante:

    A muchos de los que están inscritos en las listas de correo electrónico del Partido Verde, les están llegando correos electrónicos de la campaña de Antanas Mockus pidiendo apoyo para su campaña...
    Para Mockus no todo vale... pero obtener y utilizar (Sin permiso supongo) las listas de correo electrónico de un partido que ya no es el suyo, ¿Eso si se vale?

    Algunos argumentan que como el fue el fundador de Partido Verde, tiene derecho de acceder a las listas de correo...Yo no estoy de acuerdo con eso. Además, bajo esa lógica Gustavo Petro tendría derecho a utilizar las listas de correo del PDA (Pues fue uno de los fundadores), para mandar correos electrónicos haciendo proselitismo político a título personal. Ud que es cercano a la campaña de Petro, ¿Tiene conocimiento si el está utilizando las listas del PDA?

    ResponderBorrar
  8. Vladdo es Usted un Caballero, de esos que quedan pocos.
    Un Saludo y Solidaridad.

    ResponderBorrar
  9. Estoy muy de acuerdo con vos. No hay razón que justifique golpear o maltratar a otra persona y mucho menos a una mujer. >Tonto y absurda es la idea de pensar que algo habrá hecho para merecer semejante trato. Total rechazo a la violencia!

    ResponderBorrar