jueves, septiembre 15, 2011

Prólogo a Castaño

En 2001, el periodista Mauricio Aranguren publicó –bajo el título Mi confesión– las memorias de Carlos Castaño, cabecilla de los escuadrones de la muerte conocidos como las Autodefensas Unidas de Colombia. Salud Hernández–Mora estuvo a cargo del prólogo, que concluía así:
“De esta guerra sucia, injustificable, son responsables muchos más colombianos que los 25.000 combatientes ilegales que la libran. Carlos Castaño puede ser Satanás, pero con otro Estado y otros dirigentes, con una sociedad justa de sólidos valores, sin una guerrilla que hace años dejó de ser revolucionaria, y sin una legión de verdugos a la sombra peores que él, jamás hubiera llegado a formar las AUC con la fuerza y el poder que tienen en la actualidad”.
—Salud Hernández–Mora

4 comentarios:

  1. Qué tristeza la indiferencia de los colombianos...eso es lo que más duele!

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  2. Vladdo: Entendido todo en este contexto, muy grave que a nuestra "compatriota" Salud Hernández la sigamos reconociendo como "paisana". Es una especie de mercenaria pacífica, lenguaraz, sin armas pero entintada. Cómo llegó a El Tiempo y en qué momento se hizo colombiana, averíguémoslo Pacho. Aterrador, además, que haya sido manógrafa de la conspiración contra la Corte. Esa USB es un PLOP.

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  3. Qué cosa, ahora resulta que les debemos dar algo asi como las gracias????!!!!!!!

    Este país no de nubes sino de neblinosas mentes dementes!!! No hay derecho!!!

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  4. Siempre he dicho que en nuestro País existen muchas cosas que aun desconocemos; cuántos tapados tendrá la historia de Colombia con la añeja guerra que nos ha envuelto y donde, se sabe, los actores ya políticos, periodistas, etc, juegan de ambos bandos por su débil o nula moral. Muchas sorpresas repartidas en el diario vivir del Colombiano como para que se tenga tema nos ocuparan por muchísimo tiempo y ahora más con los secretos de Estado feriados por miembros del DAS.
    Si bien lo de Salud Hernandez-Mora explica la génesis de las autodefensas como mecanismo de defensa para quienes sufrieron los rigores injustos de las farc que de alguna forma pueden legitimarle, ello no justifica de ninguna forma el encasillamiento delincuencial en que cayeron. Sería entonces justificar al homicida que mata para robar, porque sencillamente el Estado no le brinda posibilidades. Increíble de todas formas.

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