Las peligrosas bobadas de Uribe

En condiciones normales (como las que no vive este país hace más de medio siglo), el hecho de que el Presidente Uribe diga tanta bobada no tendría nada de malo, pues no sería el único presidente así. El problema es que en las actuales circunstancias un presidente que entienda un poquito la dimensión de las responsabilidades que impone su cargo no puede decir tantas tonterías como las que ha dicho Uribe en estos cinco años, ni mucho menos salir a hacer acusaciones irresponsables y peligrosas contra sus contradictores legítimos, como lo son los miembros de la oposición en el Congreso de la República. Refiriéndose al senador Gustavo Petro y a otros ex guerrilleros del M-19 que renunciaron a las armas hace más de una década, el presidente dijo ayer: "[...] otros, infortunadamente, simplemente pasaron de ser terroristas de camuflado, a ser terroristas de traje civil". Acusar de “terroristas de civil” a miembros del Congreso no sólo es un asunto muy grave, sino muy irresponsable, sobre todo si quien lo hace es nada menos que el propio Presidente de la República. Si el Congreso tuviera algo de independencia y dignidad, debería pronunciarse en conjunto contra esos peligrosos señalamientos de Uribe, quien de esta manera vuelve a pelar el cobre y deja ver qué es lo que él entiende por reconciliación. Mientras se hace el desentendido con las atrocidades de los paramilitares (a quienes les ofrece y les garantiza todo tipo de prebendas), resuelve ponerles una lápida en la espalda a quienes hace más de quince años renunciaron a la violencia y entregaron las armas en un proceso mucho más serio que la payasada que montó él con el señor Luis Carlos Restrepo para ‘desmovilizar’ a los paramilitares.