A veces llegan ‘mails’…

Recibí un correo electrónico ‘sin asunto’, remitido por un desconocido. Todo lo que decía era: “Adjuntamos Comunicado de Prensa. Gracias. Cordial saludo”, y firmaba alguien cuyo cargo era ‘Director Ejecutivo’. No decía director de qué, ni había ningún otro dato que me diera una pista sobre el origen del mensaje, dirigido a una extensa lista de periodistas, lo cual de por sí lo hacía automáticamente sospechoso, ya fuera por contaminación o por inutilidad.

Así y todo, y no me pregunten por qué, resolví abrir el documento adjunto en Word. Desde la primera línea empezaron las sorpresas: la página traía un logotipo del ‘Centro de Pensamiento Primero Colombia’. ¿Centro de PENSAMIENTO?, me pregunté. ¿Cómo funcionará una entidad con ese nombre? ¿Será un lugar donde se juntan personas a ver qué hacen con el país? ¿O cómo lo deshacen? ¿Habrá alguien ahí que de verdad piense (así no sea en Colombia)?

Antes de recuperarme del impacto del encabezado, me cayó otro baldado de agua fría: me invitaban al lanzamiento de la Colección ‘Las Ideas de Uribe’. Me sorprendió mucho saber que el Presidente no sólo tiene ideas, sino que además se las coleccionan. Hasta donde me he dado cuenta, a Uribe no le debe quedar tiempo para eso (para idear, digo). Para tener ideas se necesita pensar y alguien tan ocupado, ¿pa’qué se va a poner a perder tiempo en esas bobadas? Para eso hay genios como José Obdulio, a los que alguien (que no sabemos quién es) les paga precisamente para eso: para que piensen.

A otros a los que también les debe sobrar tiempo para pensar es a los amigos del gobierno en La Picota; esos a los que se les ocurrió la brillante idea de aliarse con los paras. Pero al doctor Uribe no lo eligieron con esa intención; todo el país sabe que lo de Uribe es “trabajar, trabajar y trabajar”, y no “cavilar, cavilar y cavilar”.

Aunque no soy el más ferviente furibista tengo que admitir que un acto de esos me despierta cierta intriga, sobre todo por ver qué clase de ‘perzoonajes’ asisten. No obstante, la segunda parte de la invitación aniquiló de raíz mi curiosidad periodística: “A continuación se desarrollará un conversatorio sobre ‘Liderazgo y Doctrina’ presidido por el asesor presidencial, Doctor José Obdulio Gaviria”, se leía enseguida. ¡Plop! Casi colapso. Si produce náuseas oir por radio a JOG, ¿cómo será aguantarse en vivo y en directo un acto en el cual ese infausto personajillo sea el dueño y administrador de la palabra? ¿Se imaginan la objetividad en el análisis de la situación del país? Para esa gracia se lee uno una columna de Alfredo Rangel.

Y para completar, al final del documento pedían confirmar la asistencia por teléfono o por e-mail, como si uno fuera menso para darles más información. Si chuzan a la mismísima Policía Nacional, ¿qué puede esperar uno? Y si así no más le mandan a uno invitaciones tan absurdas, ¿cómo será si uno les confirma los datos? Gracias, pero no.