Pesimismo y futurismo

Interesante y preocupante el diagnóstico que hizo León Valencia en el diario oficial (o sea El Tiempo, para los que acaban de llegar a la sintonía) sobre la situación actual del conflicto en Colombia, tras “la ruptura de la negociación con los paramilitares y de la extradición de 14 de sus comandantes; luego de la Operación 'Jaque' y de los grandes golpes a las Farc”.

En resumidas cuentas, lo que Valencia dice es que en lo relacionado con los paras y la guerrilla –sumado al tema del narcotráfico– la cosa pinta mucho peor de lo que el gobierno pregona, y basa su análisis en un nuevo informe de la Corporación Arco Iris, donde se hace “un balance sobre la situación de los actores armados ilegales [...] una investigación a partir de los datos oficiales, pero también de un gran volumen de información recogida en terreno a lo largo del año 2008”.

El asunto es preocupante porque eso traduce que toda la plata invertida, los muertos caídos y la sangre derramada, a la larga no tuvieron (no van a tener) un efecto duradero sobre la tranquilidad que aparentemente ofrecía la seguridad democrática.

Y el análisis además resulta interesante porque, de alguna manera, nos da la razón al puñado de "irresponsables" que hemos sido más bien escépticos frente a la sabiduría y demás virtudes del Mesías del Ubérrimo. Con este estudio, la Corporación Arco Iris ha documentado las dudas y pálpitos de quienes no hemos creído en la Tierra Prometida del furibismo.

Cabe agregar que esta es una de esas muchas ocasiones en que uno no se alegra por tener la razón: yo preferiría mil veces estar equivocado, si viera que el país va por un mejor camino; desafortunadamente la experiencia nos ha enseñado que en Colombia el pesimismo es sinónimo de futurismo.

Me imagino que José Obdulio ya debe tener lista una respuesta que "eche por el suelo" las tesis de Valencia, y que saldrá próximamente en alguna de las publicaciones de la Casa Editorial Le Miento.