miércoles, agosto 25, 2010

A recomponer la diplomacia

La destitución del ex ministro del Interior Sabas Pretelt de la Vega, anunciada por la Procuraduría General de la Nación, es otra prueba de los pocos escrúpulos con que se manejó el país entre 2002 y 2010, período en el cual se le torció el pescuezo a la Constitución para saciar los apetitos mesiánicos del anterior inquilino de la Casa de Nari, proceso en el cual el gobierno no se detuvo ante ningún obstáculo jurídico ni político, pagando lo que hubiera que pagar, callando a quien fuera necesario.

La sanción contra el ex Ministro del Interior se suma a las de Teodolindo Avendaño y Yidis Medina, ex congresistas que han recibido sendas condenas de la Corte Suprema de Justicia por su participación en la componenda que permitió el trámite irregular de la reforma constitucional que en 2004 le abrió el paso a la reelección de Álvaro Uribe, el beneficiario final de los delitos cometidos por sus ex amigos y sus antiguos subalternos, quienes seguramente debieron actuar a sus espaldas.

Sin embargo, el recién estrenado ex presidente se pavonea por el mundo hablando de la honorabilidá y trasparencia con las que supuestamente gobernó. Y mientras trata de espantar las sombras de la ilegalidad y los escándalos que lo persiguen buscará escampadero en una universidad norteamericana, amparado además por el pasaporte diplomático que le debió extender el Secretario General de las Naciones Unidas. ¡Qué vergüenza!

Los ex ministros Diego Palacio y Sabas Pretelt, denunciados
por la ex representante a la Cámara Yidis Medina.
Adicionalmente, la condena contra nuestro flamante embajador en Roma vuelve a poner sobre el tapete el desprecio con el cual Uribe Vélez manejó la política exterior y las relaciones internacionales de Colombia. En sus dos gobiernos el servicio diplomático se convirtió en una caja menor para el pago de favores a congresistas, ministros, amigotes y periodistas, enviados al dulce exilio no por sus cualidades o conocimientos sino por los favores prestados al ruidoso chalán del Ubérrimo.

Gracias a esa curiosa forma de meritocracia tuvimos en las embajadas de Chile, Ecuador o Brasil, a polémicas figuras que tuvieron que salir de sus cargos por la puerta de atrás; o a personajes como Salvador Arana, Jorge Noguera o Sabas Pretelt, nombrados por Uribe aun a sabiendas de que se encontraban bajo investigación o tenían cuentas pendientes con las autoridades judiciales de nuestro país, motivo por el cual han tenido que pasar de las sedes diplomáticas a los tribunales.

En el patético caso de Italia, la situación podría repetirse (¡otra vez!) con el nuevo embajador en El Vaticano, César Mauricio Velásquez, quien tiene un proceso pendiente por las chuzadas del DAS y su reunión con el famoso ‘Job’ en el primer sótano de la Nación. ¿No le dará pena al gobierno colombiano con el de la Santa Sede tener que retirar al embajador por cuestiones penales? ¿No debería Velásquez tratar de evitarle otro sonrojo internacional al país? Buen reto para la nueva Canciller, que quiere darle un vuelco a nuestra desprestigiada política exterior.

4 comentarios:

  1. vlado en éste país la caricatura a veces carece de hipérboles literarias válidas puesto que muchos de sus gobernantes lo son en sí mismos gracias por retratar estos hechos de esa manera.

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  2. Recuerdo cuando Uribe habló que si "creían" que la reelección fue comprada, entonces que el pueblo decidiera si la quería o no. Como si las personas encantadas con su discurso populista pudieran cambiar la constitución a su modo de ver sin respetar la ley. Y eso que es "abogado"

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  3. Todo lo malo se paga y le está tocando el momento a Sabas. Esperemos que uno tras uno, y por los mismos motivos que este (y las demás corruptelas del pasado gobierno), caigam Palacio, el Curita y los demás....

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  4. jajaja...la caricatura me encanto, que susto Yidi en Soho.

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