jueves, julio 07, 2011

Respuesta a una columna

El columnista de El Nuevo Siglo Rafael Gómez Martínez respondió a mi columna de la semana pasada en ese mismo periódico (y en este blog), en la cual yo le pedí al presidente Juan Manuel Santos que no sólo identifique a los integrantes de la tal mano negra que denunció, sino que además llame al orden a sus ex aliados políticos, para evitar que sigan saboteando los actos de su administración.

Al hablar de quienes se oponen a las reformas que está promoviendo el gobierno nacional, concretamente la ley de víctimas y la restitución de tierras, mencioné a personas muy conocidas que reiteradamente han rechazado estos proyectos y que además han acusado a JMS de arriar las banderas de Álvaro Uribe. En uno de esos pasajes decía:
“Personajes muy recalcitrantes de la derecha, encabezados por el propio Uribe, y entre los que se encuentran Fernando Londoño, José Obdulio Gaviria, Saúl Hernández Bolívar, Enrique Gómez Hurtado, Ernesto Yamhure y muchos otros del mismo corte, se han opuesto ferozmente a dichas reformas, acudiendo a los más rebuscados argumentos. Sin embargo, estos ex incondicionales de JMS ocultan sus desavenencias con el mandatario bajo el manto del supuesto retroceso de la seguridad.

Si JMS no les pone el tatequieto a todos ellos la situación se le va a volver insostenible, pues con cada acción de la delincuencia van a activar las sirenas con el único propósito de deslegitimar su gobierno. Enrique Gómez, por ejemplo, es un experto en esas maniobras. No hay que olvidar que en la época de Virgilio Barco, soterradamente, propuso un golpe de estado, con el argumento de que al presidente la situación se le había salido de las manos”.
En su respuesta, el señor Gómez Martínez –hijo de Enrique Gómez y hermano del representante a la Cámara Miguel Gómez Martínez– no sólo me cita mal, poniendo entre comillas cosas inexactas, sino que además hace una interpretación irresponsable de mis afirmaciones y tergiversa mis palabras, en los siguientes términos:
¿Qué nos quiso decir Vladdo con un “tatequieto”? Porque en un país como Colombia, una expresión de ese estilo podría ser similar a las rosas negras que enviaba Pablo Escobar a sus víctimas.
Cualquiera que lea mi columna se dará cuenta de lo torcidas que son las conclusiones de Gómez Martínez y pone en evidencia los extremos a los que algunos son capaces de llegar cuando se quedan sin argumentos.

Es muy curioso, que, siendo el hijo de Enrique Gómez, el mencionado columnista no desmiente ni controvierte lo que dije de su padre, sino que se va por las ramas, tratando de ponerlo como potencial víctima, a la vez que me pone a mí al mismo nivel de un narcotraficante y, lo que es más grave, trata al presidente de la República como un sicario.

5 comentarios:

  1. Eso es lo que pasa actualmente con El Colombiano. O ¿siempre fue así y apenas nos damos cuenta?
    Desdibujan de tal manera las cosas que parecieran creadores de un género literario más cercano a la ficción política que al periodismo.

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  2. «El ladrón juzga por su condición», decía mi mamá. A personas como usted y yo no se nos pasa por la cabeza que "poner un tatequieto" signifique "mandar a matar", pero aparentemente en otros ambientes, como el del columnista Gómez Martínez, esa sea la interpretación prevalente. ¡Qué miedo!

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  3. En Colombia lo único que funciona a la perfección es el famoso "Confunde y reinarás", para eso Uribe y todos sus pérfidos secuaces son expertos.

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  4. Estos personajes como Gómez Martínez tienen problemas con la salud mental. Es bien claro que se trata de una estrategia de delirios autorreferentes, hacerse pasar por víctimas cuando en realidad han hecho de las suyas o por lo menos han aplaudido con su indiferencia muchos aspectos del conflicto colombiano. La paranoia como recurso estratégico para imponer sus oscuras ideas. Quiere hacer ver este señor Gómez Martínez que todos los colombianos somos traquetos y que dejaríamos de serlo si pensáramos como él o ellos, los de las manos oscuras.
    LD

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  5. Me habría gustado conocer el artículo de Rafael Gómez Martínez que motivó su columna de aclaración.

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