jueves, marzo 13, 2008

Un alto en el camino

Los extremos a los que se ha llegado en Colombia en este propósito nacional de acabar con LAFAR son cada vez más preocupantes. No sólo eso: las justificaciones para tal objetivo cada vez adquieren unas proporciones más y más escabrosas, porque ahora lo importante es que el fin justifica los medios.

Astutamente, el gobierno ha vendido la tesis de que con tal de “aniquilar a esos terroristas”, todo vale: desde la incursión a sangre y fuego en el territorio de otros países, hasta el pago de recompensas por asesinar y comer del muerto.

La operación en la cual fue abatido Raúl Reyes ha sido la manifestación más clara de que a la hora de combatir al enemigo, el gobierno de Álvaro Uribe no se va a poner con miramientos. Es lógico que quien está dispuesto a matar a bala, también debe estar dispuesto a morir de la misma manera. Y eso le ocurrió a Reyes, quien fue víctima de una acción militar por parte de las tropas a las cuales él también había atacado en múltiples ocasiones.

Se entiende que muchos colombianos sintieran cierto alivio al recibir la noticia, pues con la muerte de Reyes salió de juego un siniestro personaje que por décadas había infligido duros golpes al país y había llenado de dolor a miles de familias colombianas. Pero no es aceptable regodearse como lo hace el padre Alfonso Llano, al decir que “todo colombiano por cuyas arterias corra sangre noble no puede menos de alegrarse de que se haga justicia”. ¿Es esa la caridad cristiana que pregona ahora el padre Llano? ¿Desde cuándo los curas se alegran por la muerte ajena? ¿Qué pensará de sus “sentimientos encontrados de dolor y satisfacción” por la muerte de un prójimo el padre Adolfo Nicolás, nuevo General de la Compañía de Jesús?

No es válido que el gobierno, so pretexto de defender a la sociedad, se sienta con derecho a pisotear la ley, incursionando incluso a sangre y fuego en otros países, todo porque el fin justifica los medios.

Esa es la misma premisa que debió motivar al supuesto guerrillero Pablo Montoya, alias Rojas, quien no sólo resolvió asesinar mientras dormía a su comandante Iván Ríos y a su compañera sentimental –qué expresión tan horrorosa–, sino que decidió amputar el cadáver para llevarse una mano como prueba de defunción.

Y lo peor no es la forma como muere este otro miembro del Secretariado de LAFAR, ni la sangre fría con que Rojas relata su ‘hazaña’, sino el hecho de que las autoridades pretendan recompensarlo, ‘por los servicios prestados a la patria’. Ya varios altos funcionarios y políticos de distinta pelambre han salido a apoyar esta institucionalización de la pena de muerte, porque, claro, el fin justifica los medios.

Pues no, señores: es hora de hacer un alto en el camino para ver si seguimos los preceptos de la Constitución Nacional y del derecho internacional, o si, por el contrario, dejamos a un lado la civilización y nos convertimos en una horda.

7 comentarios:

  1. No se esfuerce, viejo, ellos han decidido por la horda, eso hace ya algún tiempito.

    Alejandro Vakèen

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  2. Yo tampoco creo que se debería pagar a alguien por cometer un crimen, pero me preocupa que apenas ahora nos estemos dando cuenta de que en eso es EXACTAMENTE en lo que consiste el programa de recompensas: pagarle a quienes rodean a los "malos" --que por extensión no deben ser blancas palomas-- para que los traicionen y los entreguen "vivos o muertos".

    Recibirlos muertos, para quienes ofrecen las recompensas, les quita tantos dolores de cabeza que si lo pensaran bien, y no se viera tan mal, ofrecerían doble recompensa para esta salida. El objetivo es acabar con LAFAR, como se dice ahora, y muertos están más acabados que encarcelados.

    Se encontraron, también de sorpresa creo yo, una forma no oficial de impartir la pena de muerte. Si además al asesino no le levantan cargos por el crimen, como parece que va a ser, mejor aún.

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  3. Me recuerda cuando contrataron matones para que secuestren a un man en Venezuela. Puros gamonales de vereda.

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  4. SALUDOS VLADO... ¿COMO CREES QUE SE DEBE TRATAR A UN ASESINO COMO RAUL REYES...?¿CON FLORES?... ¿NO DEJAMOS MATAR Y SECUESTRAR PARA RESPETAR LA "VALIOSA" VIDA DE LOS ASESINOS Y SECUESTRADORES RAULES REYES DE COLOMBIA Y DE AMERICA... ?... LOS DIOSES QUIERAN QUE NUNCA SUFRAS EN TU FAMILIA Y AMISTADES LA TORTURA DEL SECUESTRO... NI UNA LAGRIMA POR LA INHUMANIDAD DE ESTE ASESINO. :(

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  5. Y nos convertimos en una horda dice? y es que acaso alguna vez los colombianos han dejado de ser una horda en la practica?

    trejos, el rechazar a esos "asesinos" y combatirlos, no implica tener que volvernos igual de asesinos a ellos y aplicar sus mismas tecnicas de, como lo menciona Vladdo: "el fin justifica los medios"

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  6. Que buena palabra Vladdo, "horda". Precisa. Elegante. Exquisita.

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  7. El comentario de alias trejos-comics es muestra de la degradación moral y sicológica de muchos colombianos, aparte de la falta de comprensión de lectura de un texto escrito en términos más bien sencillos como este (bueno, a menos que la formación intelectual del lector haya sido brindada por RCN y la familia Santos).

    En ningún momento el autor "lamenta" la muerte del terrorista 'Raúl Reyes', sino que critica que un miembro de la Iglesia Católica, otrora autoproclamada "campeona de la vida", se regodee con la muerte de alguien que si bien era un asesino, secuestrador y violador y murió "en su ley" al formar parte de una organización armada ilegal, era un ser humano. Lo peor del comentario es que prácticamente desea que al autor del texto le secuestren a un familiar, o que lo plagien a él. Esa es la calaña rastrera de la gente que se regodea con la muerte de los demás.

    En lo personal, a mí me alegra que el jesuita y otros miembros de la organización terrorista más antigua de la humanidad "pelen el cobre" con sus insultantes panfletos derechistas. Hoy mismo Llano Escobar se ratifica en sus sanguinarias afirmaciones, sentenciando además que, según él, "alguien tiene que morir si queremos la paz". Ah, y trata de corregir, patinando, lamentándose por las víctimas del terrorista 'Reyes', cuando la Iglesia Católica se mantiene encubriendo las violaciones de niños y jóvenes en las sacristías cometidas por sus "ministros".

    Si el infierno existe, Llano Escobar puede ir preparándose para encontrarse con el terrorista 'Raúl Reyes' en las profundidades del averno. La Iglesia Católica tendrá su fin muy pronto, pero el Apocalipsis no lo causará nadie distinto a sus propios miembros. Eso sí hay que celebrarlo.

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